lunes, 24 de octubre de 2011

Documentos históricos. Crisis del Antiguo Régimen. Guerra de la Independencia

Documento 1.
«En la España de 18o8 hubo, ante todo, un levantamiento popular contra un invasor extranjero, que dio lugar, por la inacción o la complicidad de las viejas clases dirigentes, a la constitución de un poder revolucionario. Pero las propias clases dirigentes tomaron parte en este proceso e impidieron su radicalización. Los diputados más exaltados de Cádiz serán propietarios feudales como el conde de Toreno o sacerdotes como Muñoz Torrero. Hombres que, ante las coacciones de los sectores más retrógrados, se avinieron rápidamente a pactar. Querían cambiar el país, pero no por la violencia, a la manera que en Francia, sino proponiendo soluciones razonables y moderadas, que todos pudieran aceptar. Su reforma era tan prudente y limitada que Argüelles pudo envanecerse de que daba estabilidad a la autoridad real, dejaba a la nobleza "intacta su verdadera propiedad y riqueza, sus títulos, sus distinciones y honores, y con ellos todos los elementos de influjo y consideración", y respetaba al clero "la posesión de todos los bienes llamados patrimoniales de la Iglesia, sus diezmos y su inmunidad temporal".»

Josep Fontana, La crisis de/Antiguo régimen, 1808-1833, Barcelona,1979, p. 18.


Documento 2.

«Napoleón se vio ayudado en sus proyectos por las luchas palaciegas que merecieron del propio embajador de España en París, Azanza, el nada diplomático calificativo de intrigas de putas. Por una parte, salvo una minoría de clientes y deudos, Godoy suscitaba un odio y un menosprecio generalizado patente en el apodo de choricero. En cambio, frente a un soberano que desempeñaba el papel de viejo caduco de la comedia y su favorito Godoy, el joven Príncipe de Asturias, Fernando, con sus veinticuatro años, aparecía como la esperanza de cuantos (por motivos muy diversos), soñaban con mejores tiempos, desde el bracero que pedía pan y trabajo hasta el sacerdote que reprochaba a Godoy la desamortización de una parte de los bienes eclesiásticos. Por otra parte, el Príncipe de Asturias desconfiaba (no sin razón) de la ambición de Godoy. Una situación complicada más aún por las difíciles relaciones que habían existido entre su mujer, María Antonieta de Borbón y su madre María Luisa. Reinaba tal desconfianza entre María Luisa y María Antonieta que llegaron a acusarse mutuamente de intentos de envenenamiento. Y cuando en 1806 falleció la princesa, Fernando —aconsejado por su ex-preceptor, el canónigo Escóiquiz— dejó correr la voz de que la muerte era más que sospechosa.»

Gérard Dufour, La Guerra de/a Independencia, Madrid, Historia i6, 1989, p. 13.


Documento 3.


El Tratado de Fontainebleau. Convención secreta anexa

Art. 1. Un cuerpo de tropas imperiales francesas de veinte y cinco mil hombres de infantería, y de tres mil hombres de caballería entrará en España y marchará en derechura a Lisboa: se reunirá a este cuerpo otro de ocho mil hombres de infantería y de tres mil de caballería de tropas españolas con treinta piezas de artillería.
Art. II. Al mismo tiempo una división de tropas españolas de diez mil hombres tomará posesión de la provincia de Entre Miño y Duero y de la ciudad de Oporto; y otra división de seis mil hombres, compuesta igualmente de tropas españolas tomará posesión de la provincia de Alentejo y del reino de los Algarbes.
Art. III. Las tropas francesas serán alimentadas y mantenidas por la España, y sus sueldos pagados por la Francia durante todo el tiempo de su tránsito por España.
[...] Art.Vl. Un nuevo cuerpo de cuarenta mil hombres de tropas francesas se reunirán en Bayona, a más tardar el 20 de noviembre próximo [...]. Este nuevo cuerpo no entrará sin embargo en España, hasta que las dos Altas Potencias contratantes se hayan puesto de acuerdo a este efecto.
[...] Hecho en Fontainebleau, a 27 de octubre de 1807. Duroc-Izquierdo.»

Fernando Díaz-Plaja, La Historia de España en sus documentos. El siglo xix, Madrid, Cátedra,1983, pp. 28-29.



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