lunes, 8 de febrero de 2010

Texto para comentar y entregar antes del domingo, 14 de febrero.

«Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas, con toda su provincia, con la Armada anclada en su puerto, y todo el departamento marítimo de la Carraca, declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es leal intérprete de todos los ciudadanos que en el dilatado ejercicio de la paciencia no hayan perdido el sentimiento de la dignidad, y resuelta a no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla [...].
Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable [...1.
Queremos vivir la vida de la honra y de la libertad.
Queremos que un gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política.
Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar en su origen las fuentes del vicio y del mal ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera; pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya declarado ni se decrete que España ha de vivir envilecida [...].
Españoles [...]: acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!”
Cádiz,19 de septiembre de 1868. Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete.»
Gaceta de Madrid, 3 de octubre de 1868 (cfr. M. del Carmen García-Nieto y Esperanza Yllán, Historia de España, 18o8-7978.2. El Sexenio revolucionario, 1868-7874, Barcelona, Crítica, 1987, pp. 27-28)

Comentario de texto histórico

El manifiesto de Manzanares
El presente documento lo podemos englobar dentro de la categoría de los textos políticos, puesto que en él se exponen las ideas y los principios ideológicos de un grupo social. En este caso se trata de militares que acaban de dar un golpe de estado.
El texto aparece firmado por el general O`Donnell pero sabemos que su autor fue Antonio Cánovas del Castillo, en aquellos momentos sólo un joven y prometedor abogado pero que dos décadas después será la figura clave del periodo de la Restauración en España. Tal como se indica en el pie del documento fue emitido en la localidad de Manzanares, en julio de 1854 poco después del levantamiento producido en Vicálvaro y conocido como la Vicalvarada. Históricamente, situaremos el texto en el final de la Década Moderada, en el momento en que la política conservadora de Bravo Murillo había concitado un gran número de opositores. El destinatario del documento es el pueblo español al que pretende enviar un mensaje esperanzador y al que presenta sus propuestas.
La idea principal del texto es la presentación de una alternativa política a los últimos gobiernos de la Década Moderada.
Los sublevados plantearon una alternativa que se basaba en los siguientes principios:
- Mantenimiento de la Monarquía como forma de estado; con ello liberan a la reina Isabel II de la responsabilidad del mal gobierno culpando de ello a los políticos.
- Defensa del “régimen representativo”, es decir, del parlamentarismo en oposición a la política tecnocrática y antiparlamentaria llevada a cabo por Bravo Murillo.
- Completaba su programa electoral con la solicitud de reducción de impuestos y alguna concesión a cuestiones meramente militares como el compromiso de respeto de la “antigüedad y los merecimientos” en las promociones y ascensos.
- Para asegurar el cumplimiento de este programa pretendían volver a poner en funcionamiento la “Milicia Nacional”, un cuerpo de voluntarios de ideología liberal y que se ocuparían de preservar esas ideas.
Finalmente, O`Donnell y sus seguidores establecían los pasos que debía seguir el proceso, una vez triunfase la sublevación. De las Juntas de Gobierno provinciales se pasaría a la convocatoria de las elecciones a Cortes que establecerían el triunfo de las ideas liberales y de la “voluntad popular”